Maternidad y salud mental

salud mental materna

¿Qué es la salud mental materna?

La salud mental materna se referiría a aquel estado de bienestar psicólogico de una mujer en un contexto que abarcaría desde el embarazo hasta el posparto.

Por supuesto, esta definición es escasa, pues el bienestar psicológico también es social, biológico, económico, legal...; la maternidad también abarcaría el deseo de maternar, el proceso de fertilidad, el duelo...; el posparto no es sólo aquel marcado por los 40 días, si no que también se contempla la maravillosa variabilidad del posparto emocional en cuanto a tiempos; y algo fundamental, es que no se puede entender a esa mujer psicológicamente si no es con su bebé, ni a ese bebé sin su mamá en todo ese tiempo.

Se podría plantear la pregunta de que si todas estas cuestiones estuvieran en el centro, nuestra estructura social, cultural, biológica, económica, legal y psicológica quizá fuera diferente.

Sin embargo, esto que parece relegado a algo puntual y fugaz en la vida, es tan puntual y fugaz como la propia muerte. Todas las personas pasamos por ello y su impacto es trascendental.

Resulta curioso saber que dos procesos tan ineludibles y necesarios como inherentes a nuestra especie quedan apartados y enmudecidos en los últimos tiempos. No vemos nacer ni vemos morir a otras personas. No lo olemos, ni tocamos, no lo sentimos, no hablamos realmente de ello. ¿Cómo vamos a saber atravesarlo?

Podríamos apelar precisamente a nuestro instinto, sin embargo, asumiendo que aún existe, más podemos asumir que sabemos disuadirlo estupendamente. Somos seres culturales, sociales, intelectualizables.

Afortunadamente en muchos sentidos, pues una convivencia tan masificada de no ser así, sería bastante más sangrienta. Desafortunadamente en otros tantos, un escenario tan aséptico nos lleva a un camino amotivacional, anestesiado y falto de recursos.

Concretamente, en la maternidad, en el cuidado, en lo femenino, no ser salvaje nos hace bambolearnos entre la desprotección y el sentimiento de culpa.

 

¿Es posible proteger la salud mental materna?

Entendiendo, por tanto, que estamos en un hábitat cultural y social, hablar de salud mental y específicamente de salud mental materna como si fuera un evento individual, sería equivocar el punto de partida.

Una salud mental materna dañada (recordamos que comprende el nivel psicológico, social, laboral, legal, político, biológico...) es un asunto público: si llamamos la atención del capital, es un gasto público a corto, medio y largo plazo, y además tiene la facultad de seguir siéndolo de generación en generación.

Es decir, políticas que respondan a las necesidades que han sido pedidas por las madres y por las comunidades expertas; economías que sustenten esas políticas; leyes que amparen todo ello; reflejos sociales y laborales que lo demuestren... protegerían la salud mental materna. Y por supuesto, una escucha continua.

Sin embargo, parece que la responsabilidad de la protección va dirigida, como en otras ocasiones de violencia asimétrica, en lugar de hacia quien tiene el poder de ejercer la violencia actual y modificarla, hacia el colectivo vulnerable susceptible de esa violencia, en este caso mujer y bebé.

 

¿Cuáles son las principales causas del malestar psicológico en la maternidad?

Así las cosas, una mujer que necesita dejarse llevar por el flujo actual y tener a mano todos los recursos para seguir aséptica, debería tener esa opción; una mujer que necesita sentir la sensación de control (o descontrol) de su proceso, debería tener esa opción; y una mujer que no sabe dónde colocarse, debería tener apoyos.

Cabe señalar además, que la madre lleva toda una vida inmersa en ese contexto cultural y social, pero el bebé todavía no, y en ocasiones, ese choque puede remover a una mujer en todas las esferas mencionadas de forma muy profunda. Imaginemos también cuánto cambio podría hacer ese sufrimiento transformado en movimiento social precisamente en todas esas esferas.

Por eso, uno de los mayores males de la salud mental materna es la soledad: vivir un proceso de fertilidad, gestación, nacimiento, posparto y crianza como si fuera algo individual. Tenemos que aplacar nuestro instinto por el bien social en nuestra vida diaria, pero se apela a ese mismo instinto para resolver cuestiones de forma anónima que den continuidad al movimiento global alejado del instinto. Contradicciones como, por ejemplo:

- Problemas de fertilidad y ausencia de educación en procesos de reproducción y fertilidad con anterioridad a la existencia del problema.

- Duelos por pérdidas perinatales complicados y falta de reconocimiento legal, social, político, etc de la existencia de esta muerte y su impacto.

- Embarazos obsesivos y trato sociosanitario desde la patologización de procesos normales.

- Partos vividos desde el dolor y el miedo y falta de marco regulador de la violencia obstétrica.

- Lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y 4 meses de baja por maternidad.

- Ser madre como si no trabajaras y trabajar como si no fueras madre, siempre estupenda.

Por eso me resultaría simplista hablar de infertilidad, de duelo patológico, de trastorno obsesivo compulsivo, de estrés postraumático, de depresión posparto o de trastorno de la conducta alimentaria. Pero es la traducción individualista en la que nos regimos.

 

¿Qué podemos hacer?

Preguntarle a una madre ¿qué necesitas? y estar ahí para procurárselo, es un acto revolucionario y a la vez, dicho sea de paso, de muy bajo costo.

Antes de aportar tu comentario hacia una madre, para un segundo y piensa si te lo ha preguntado, si has preguntado tú antes para entender, si la has entendido... y si has hecho todo eso y todavía crees que le beneficia tu comentario, solo entonces y con el máximo respeto, comenta.

Observa cuánto espacio y actividades hay dedicadas en tu entorno a la participación de la infancia sin ser específicamente para ello.

Son solo tres primeros pasos para que también individualmente protejamos la salud mental materna.

Y tú, como madre, si te sientes identificada con la palabra, date permisos. No estés sola. No estás sola. Júntate. Reclámanos. Te escuchamos.